Tantas veces me he imaginado caminando por Venecia, seguramente desde mi infancia ha sido un sueño o tal vez una ilusión. He llegado a Venecia y ha sido como descubrir que ya había estado allí, que los canales reconocían mi reflejo, que sus gondoleros ya me enseñaron esos canales secretos, esos rincones apartados donde sus canciones dejaron su eco en el tiempo.
Después de 20 minutos navegando por el Gran Canal, se alza el famoso puente de Rialto, quizás el más veneciano de los muchos que puedes encontrarte en Venecia. En torno al puente es donde puedes descubrir la Venecia más cotidiana, donde el turista se mezclan con el día a día de la ciudad.
Enseguida descubrimos nuestro rincón favorito, justo debajo del puente de Rialto se encuentra un café con una pequeña terraza. Desde ese lugar, con una cerveza en la mano puedes contemplar como el Gran Canal pierde su fuerza al atardecer, como su tránsito, va cambiando según oscurece y las lanchas que cargan mercancía dejan paso a unas góndolas, que transportan ese momento tan especial de unos pasajeros que ajenos a nuestros ojos, disfrutan de una travesía que seguramente nunca olvidarán.
Cenar a la luz de unas velas a los pies del Gran Canal es un momento muy especial, tan especial como alejarte del bullicio y adentrarte entre la multitud de callejuelas, donde lo más seguro es que no te lleve a ningún lugar, es muy frecuente encontrarte que la calle muere en un canal sin salida y que como en un laberinto, tienes que buscar una salida para poder continuar.
A lo lejos sombras de góndolas, en el horizonte, bóvedas de gigantes iglesias, envueltas en bruma salina. Todo en Venecia es misterio, descubrirlo al ritmo de tus pasos y tu intuición, es lo que hace de Venecia un destino especial..
Venecia es para vivirla y descubrirla paso a paso, atrévete y olvídate de los mapas y de las guías turísticas, guíate por tu intuición, por tu entusiasmo y por el sentir de cada lugar, de cada momento. Abre todos los sentidos, descubre la luz, el sabor y el olor de la ciudad, déjate embrujar por las callejuelas oscuras de sus noches, empápate de su bruma, siente su humedad. Al final de mi viaje, descubrí que lo mejor de Venecia no son sus canales, ni sus iglesias, ni todo el arte guardado en sus palacios, lo mejor de Venecia no es lo que puedes ver, es sin duda «lo que puedes llegar a sentir»
De cada viaje conservo momentos especiales difíciles de olvidar, Venecia forma ya parte de mi tesoro de vivencias y lugares únicos, donde en momentos de añoranza podré recordar.
Que profunda emoción recordar el ayer
cuando todo en Venecia me hablaba de amor..
Ante mi soledad y en el atardecer tu lejano
recuerdo me viene a buscar.
Que callada quietud que tristeza sin ti
que distinta Venecia si me faltas tú….