Mañana es viernes y vuelvo a casa, tengo ganas, el cansancio de toda la semana se deja sentir esta noche. Hemos tenido muchos problemas técnicos en la oficina y todas las tardes se han dejado sorprender por la oscuridad de la noche.
Mañana vuelvo y no os puedo decir si me ha gustado o no, no lo sé…esta ciudad es muy gris, me ha hecho recordar el Madrid de mi niñez y también me ha hecho pensar que todos mis recuerdos están a falta de color, todos son en “blanco y negro”. Mis recuerdos son de lo más alegres, pero sin color.
Seguramente los recuerdos no son capaces de plasmar los matices y tonos que envuelven los momentos. Puede que esas fotografías en blanco y negro que la gente de mi generación guardamos en el cajón de nuestras vidas, sobrescriben los colores de esos momentos, que de vez en cuando, sacamos del cajón.
El caso es que Bucarest me recuerda al Madrid de los años 70, donde seguramente mucho de mis recuerdos, han sido alimentados por la visión de todas esas fotografías en blanco y negro que mi padre nos hizo cuando éramos niños. Ahora no se si los recuerdos me los dieron los momentos vividos, o los plasmados en esas fotografías.
He vuelto de cenar tarde y he tenido que hacer la maleta, me he desvelado y no puedo dormir, creo que tengo demasiadas ganas de volver a casa, la impaciencia de que pase la noche me impide dormir. Hoy he comenzado la mañana bien, con ganas de acabar el trabajo, pero a media mañana, se ha hecho todo muy cuesta arriba, no sé si ha sido el tiempo, está lloviendo y el contraste con este color tan gris, ha desgastado mis ganas.
Espero que mañana cuando llegue a España, brille el sol y pueda volver a sentir el color, no me gusta nada la vida en blanco y negro, es una suerte que se inventara la fotografía en color.