República Dominicana nuestro paraiso particular

Si mi sitio en el mundo es Tortuguero (Costa Rica), mi paraíso es la República Dominicana. Cada vez que queremos descansar o simplemente relajarnos junto al mar, nos montamos en un avión camino al Paraíso.

Nos costó un poco decidirnos ir a la República Dominicana, era un destino que siempre nos pareció demasiado turístico y poco atractivo. La primera vez que fuimos fue por casualidad y como la mayoría de las cosas que surgen por casualidad, al final son sorprendentes. Así fue, nos sorprendió tanto que ahora siempre que necesitamos desconectar y cargar las pilas nos largamos a Playa Bávaro, unos cuantos son ya los sellos de la República Dominicana que figuran en nuestros pasaportes.

La oferta hotelera es muy variada, durante el año surgen un montón de ofertas que merecen la pena aprovechar. Siempre hemos ido a Punta Cana y nos hemos alojado en alguno de los Hoteles de Playa Bávaro. La playa es espectacular, me atrevería a decir que la mejor playa en la que hemos estado en todo el Caribe. Su arena, la transparencia y calidez de sus aguas son perfectas para disfrutar nadando.

La juerga caribeña está garantizada, su gente es súper amable y siempre tienen una sonrisa para regalarte. La mayoría de la gente que viaja a este país, no sale de los complejos hoteleros, pero os puedo asegurar que en un país donde la naturaleza e incluso su gente te sorprende muy gratamente.

En cuanto a las excursiones y actividades esta genial, tienes un montón de opciones y todas ellas estupendas. Intentaré hacer un resumen de las excursiones que hemos hecho.

Samaná

La península Samaná ha sido durante muchos años muy independientes del resto de la isla, principalmente por su dificultad de acceso. Tiene muy pocos complejos turísticos y los aeropuertos son pequeños y las flotas de grandes aviones no pueden operar. Hace unos cuatro años que están fomentando esta zona para que se abra al turismo, realmente es una zona sin explorar y tanto las platas como la vegetación se encuentra en estado salvaje, sus paisajes son un espectáculo para los sentidos.

En el aeropuerto de Punta Cana cogimos una avioneta, tras un vuelo de poco más de tres cuartos de hora, llegamos a un pequeño (diría diminuto) aeropuerto, donde nos esperaba nuestro guía. Durante el trayecto en la avioneta puedes ir contemplando un paisaje sorprendente, desde el cielo podrás apreciar las famosas piscinas naturales que surgen a lo largo de toda la costa, todo envuelto con ese toque de inquietud que te produce un vuelo tan doméstico, el tamaño de la avioneta no es mucho más grande que un autocar.

Desde el cielo puedes apreciar la belleza del paraje, la vegetación es muy densa y la gran variedad de plantas tropicales te hacen sentir que estas en un verdadero paraíso tropical.

En el aeropuerto nos recogieron con los típicos camiones descubiertos (tipo militar), este tipo de camiones esta genial para poder ir disfrutando de la naturaleza, no son muy cómodos, pero en esos momentos la comodidad es indiferente.

Después de una hora subiendo por montañas llegamos a un rancho donde nos esperaban los caballos que nos subirían hasta la Catarata del Limón. Nos montamos en nuestros caballos y entre montes, ríos, charcos llegamos a una cima desde donde pudimos contemplar a lo lejos la catarata “espectacular”. El último tramo lo tuvimos que hacer a pie, cruzamos un río y pudimos disfrutar de un baño en la catarata.

Después del baño, regresamos de nuevo a por nuestros caballos, deshaciendo el camino andado, quizás a la vuelta pudimos disfrutar mucho más de los detalles del paisaje. En el mismo rancho donde dejamos los caballos nos tenían preparada la comida, sin muchas pretensiones, arroz, pollo, ensaladas, frutas, etc. Después de descansar un rato nos montamos de nuevo en los camiones y en media hora de trayecto entre montes y poblados llegamos a un puerto para dejar el camión y montarnos en unas lanchas rápidas. De nuevo la diversión estaba garantizada…realmente la velocidad que cogen las lanchas es considerable, pasamos por un montón de islotes con una vegetación súper frondosa, las playas que se veían a lo lejos eran paradisíacas y solitarias, nos hubiéramos quedado en alguna de ellas para siempre, como verdaderos supervivientes de un naufragio.

Desembarcamos en Cayo Levantado (llamada Isla Bacardí, en la misma rodaron el famoso anuncio del Ron Bacardí y se quedó con ese sobrenombre). Es una Isla muy tranquila, en la misma playa tienen un chiringuito para poder tomar las típicas bebidas caribeñas, piña colada, coco loco, etc…todas riquísimas. Nos tumbamos a tomar el sol y disfrutamos nadando, hicimos también snorkel, las aguas súper transparentes, te podías encontrar un montón de caracolas y estrellas de mar gigantes.

Al terminar la tarde volvimos de nuevo al puerto donde nuestros camiones nos esperaban para llevarnos al aeropuerto a coger nuestra avioneta para regresar a Punto Cana. El día fue genial, cansadísimos por la cantidad de actividades que hicimos durante todo el día. Montamos en avioneta, en camión, a caballo y en las lanchas rápidas.

Sin duda es la mejor excursión que hemos hecho en la República Dominicana.

Isla Saona y Río Chavón.

Desde playa Bávaro nos recogieron en un autocar, hicimos un trayecto de aproximadamente 150 kilómetros, te entretienes pasando por pequeños poblados muy rurales y atravesamos la ciudad de Higüey. Es el primer encuentro con el mundo real, en la República Dominicana existen dos mundos totalmente distintos, el mundo del turista con complejos hoteleros de súper lujo y un mundo donde sus nativos viven de forma muy humilde, casitas de madera y en la mayoría de los poblados calles sin asfaltar.

Higüey es una ciudad muy transitada, es la ciudad más cercana a todos los complejos hoteleros, la mayoría del personal que trabaja en los hoteles es de Higüey. No es una ciudad agradable, el desorden en el tráfico es insufrible, puedes ver hasta cuatro personas montadas en una moto, la utilizan como taxi y van recogiendo a gente sobre la marcha. Durante el día es una ciudad tranquila, en ningún momento tendrás sensación de peligro, cuando llega la noche es distinto, te recomiendan no salir de los hoteles. Llegamos a un puertecito donde cambiamos el autocar por un espectacular catamarán. Comenzamos a navegar al ritmo de la música y como de costumbre el vasito de ron. La travesía es de lo más agradable, el catamarán despliega sus velas y el momento se vuelve silencioso, navegar sin ruido de los motores es una gozada, eso sí, la música es intocable.

La primera parada la tuvimos en las famosas piscinas naturales, donde el capricho de la naturaleza y la ayuda de los muchos huracanes, han construido zonas donde el agua no te cubre más de la cintura. Nos entretuvimos haciendo snorkel y disfrutando cogiendo estrellas de mar, la verdad es que daba la sensación de que las habían puesto en el fondo a la espera de que empezará el espectáculo turístico que todos los días sufre la zona.

De vuelta al catamarán nos tenían preparada una comida a base de langosta a la plancha y una gran variedad de ensaladas tropicales. Tengo que reconocer que en España somos privilegiados en cuanto al marisco, nuestras frías aguas de Galicia nos regalan un marisco inmejorable. El sabor de las langosta que se crían en las cálidas aguas del Caribe es mediocre, eso sí, el tamaño de las langostas era espectacular.

Por la tarde seguimos navegando hasta el lugar donde las dos aguas del Caribe y del Atlántico se juntan. Una vez más los huracanes han provocado zonas caprichosas donde en pleno mar puedes andar con el agua por los tobillos. No es una maravilla de lugar, pero es entretenido bajar del catamarán y pasar un rato caminando por esas aguas poco profundas.

Para terminar el día nos dirigimos donde desemboca el Río Chavon, cambiamos de embarcación y nos montamos en un típico barco de vapor. Con una copa de champán en la mano, subimos río arriba contemplando un paisaje espectacular, imaginándonos como Rambo atravesaba nadando el río….este lugar ha sido escenario de películas como Apocalypse Now y Rambo. Una delicia de lugar, una pena que no tengamos la capacidad de congelar el tiempo, si fuese así, os aseguro que todavía hoy estaría disfrutando de ese momento. Después de navegar por el río durante una hora, llegamos al lugar donde nos esperaba nuestro autocar para devolvernos a Playa Bávaro.

Jeep Safari 4×4

Se trata de una excursión donde tú conduces tu propio 4×4. Te entregan el vehículo y a modo de expedición sigues a un guía que circula el primero de la caravana. Pasas por increíbles paisajes, ríos, arroyos, valles, montañas, llanuras y cultivos de caña de azúcar. Para esta excursión no olvidéis llevar una buena bolsa de caramelos y material escolar, los niños esperan al pide de carreteras y caminos para que los turistas les tiremos desde los vínculos los esperados caramelos y los más intrépidos te pedirán material escolar, lápices, pinturas, cuadernos, etc..,. merece la pena cargar por el simple placer de poderles sacar una sonrisa. Los niños corren descalzos y sobre todo en las plantaciones de azúcar la pobreza de estos niños se hace más dolorosa, la mayoría son de procedencia haitiana, donde la pobreza es mucho más cruel.

Visitamos una casa típica dominicana donde nos ofrecieron una degustación de frutas tropicales y presenciamos una pelea de gallos (no me gustó mucho, me parece demasiado cruel, pero son costumbres que no tienes más remedio que aceptar cuando viajas a otros países). Vimos también la elaboración del café, chocolate y aceite de palma de coco.

Para comer nos llevaron a un rancho en una playa desierta, de nuevo nos dimos un paseo a caballo por la playa y terminamos comiendo en un cobertizo de palma donde degustamos lo típico, pollo, arroz, ensaladas y frutas. Después de comer un poquito de cachondeo caribeño, ya sabéis, más ron, más baile, etc… De nuevo nos subimos en nuestro vehículo y terminamos la excursión en la puerta de nuestro hotel.

Marinarium

Es una excursión la hicimos por la curiosidad de sumergirnos con una escafandra y poder caminar por el fondo del mar. En nuestro caso somos submarinistas y en nuestras inmersiones hemos podido disfrutar en entornos totalmente naturales y salvajes, esto nos pareció una tomadura de pelo. En esta ocasión y salvo la experiencia de sumergirnos con la escafandra, no nos gustó mucho. Te meten en una especie de pecera a unos pocos metros de la playa. Tienen encerrados a unos tiburones y unas cuantas rayas en unos pocos metros cuadrados que acotan con unas redes. Se trata de pasar un rato haciendo snorkel dentro de esa pecera, puedes ver a los tiburones en el fondo, los pobres están aburridos de la cantidad de visitantes que tienen a diario, ni se mueven….luego sales de la pecera y te ponen la escafandra y te sumergen a unos 5 metros de profundidad donde tienen montado un fondo marino totalmente artificial…..un buzo se encarga de sacar comida para que acudan los peces y de más sensación de realidad.

Paseos en Quad

Cerca de los hoteles podréis encontrar un montón de ofertas para pasear unas horas en quad. Normalmente los recorridos son buenos, un poco de monte, ríos, mucha vegetación y la típica parada para bañarte en una playa salvaje. También pasas por poblados y alguna excursión incluye una visita a una casa en el campo, es un poco violento romper la intimidad de esta gente, pero es la forma que tienen de ganarse algún dinerillo con los turistas.

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